Reflexión

El hijo preferido

Cierta vez preguntaron a una madre cuál era su hijo preferido, aquel que ella más amaba.

Y ella, dejando entrever una sonrisa, respondió: «Nada es más voluble que un corazón de madre. Y, como madre, le respondo: el hijo predilecto, aquel a quien me dedico de cuerpo y alma:

─ Es mi hijo enfermo, hasta que sane;

─ El que partió, hasta que vuelva;

─ El que está cansado, hasta que descanse;

─ El que está con hambre, hasta que se alimente;

─ El que está con sed, hasta que beba;

─ El que está estudiando, hasta que aprenda;

─ El que está desnudo, hasta que se vista;

─ El que no trabaja, hasta que se emplee;

─ El que se enamora, hasta que se case;

─ El que se casa, hasta que conviva;

─ El que es padre, hasta que los críe;

─ El que prometió, hasta que cumpla;

─ El que debe, hasta que pague;

─ El que llora, hasta que calle.»

Y ya con el semblante bien distante de aquella sonrisa, completó: «El que ya me dejó… hasta que lo reencuentre…»

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