Hace algunos años leí por ahí: Somos de quien nos escribe.

Y vaya que tenía razón.

Realmente somos de quien nos escribe, de quien nos entiende y de quien luego nos puede explicar también.

Somos de quien nos acaricia, quien nos trata con dulzura, quien encuentra adorable cada defecto, cada marca y cada cicatriz.

Somos indudablemente de quien nos ama y nos protege, aún con nuestras heridas, y aún con todos nuestros rasguños.

Somos de quien nos pone en prioridades, quien nos da su tiempo y quien nos da libertad también.

Somos de quien nos besa bonito, de quien nos besa salvaje, de quien siempre nos va a besar, independientemente de lo que pase.

Pero, sobre todo, somos de quien ama todo de nosotros y nuestra esencia.

De quien no quiere cambiar ni un solo centímetro, de quien nos acepta, de quien conoce todos nuestros errores y tropiezos. Y, aun así, se quiere quedar.

En pocas palabras, somos de quien nos enseña que vale la pena volver a confiar.

Por eso deseo que encuentres a alguien así en tu vida, y aunque sé que debemos amarnos nosotros primero, no podemos negar, que siempre será hermoso poder encontrar a alguien que nos muestre que no somos tan difíciles de amar.

Por eso y muchas cosas más, siempre seremos de quien nos escribe.