Reflexión

Vivir, amar… es estar atento

«No se puede amar, si no se presta atención a la persona amada» dependiendo de la atención prestada es el amor que se tiene…

Resulta imposible amar aquello a lo que no se ha estado atento, incluso las cosas.
En la oración vamos a darle gracias al Señor por lo vivido… petición, alabanza o adoración, todo tiene que ver con lo vivido durante el día.

Si no nos hemos concentrado en los regalos de Dios en cada momento del día, entonces ¿Qué lleváremos ante Su Presencia, qué vamos a agradecer?

El mejor termómetro para una vida de oración, es la actitud del orante en el quehacer de cada día, su actitud silenciosa, contemplativa.

Orar es agradecer por la vida cotidiana a la que hemos estado atentos.
El mejor lugar para aprender a orar no sólo es el oratorio… para un verdadero creyente, orante, todos los espacios son un lugar idóneo, adecuado, para dar gracias, para contemplar todo lo recibido.

¿Hemos vivido un día en gratitud?

¿Qué vamos a agradecerle?

Terminamos por pertenecer a la prisa, a las cosas, a un problema, a otra situación, sin ponerla en Manos del Señor…

La Iglesia necesita gente orante, que vive a Cristo, hacerlo presente, llenar el mundo de Cristo, con nuestra presencia, nuestra oración silenciosa, nuestra sonrisa.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba