El peor pecado que uno puede cometer
“He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz”. Estas palabras no son mías, son de Jorge Luis Borges y forman parte de su poema “El remordimiento”, pero son palabras que suscribo completamente. Si lo que parece es que en última instancia todos deseamos ser felices, no serlo es un pecado. Y aquí utilizo la palabra pecado no desde la acepción moral-religiosa que solemos darle, sino desde su acepción primigenia, que tiene su raíz en el griego, y que es “errar el tiro”.
Si no somos felices, estamos errando el tiro, no estamos dando en el blanco de la diana de la vida porque ese profundo anhelo interior que es parte de la naturaleza humana no está ahí por casualidad. Si sentimos sed es porque nuestro cuerpo necesita agua y si no se la proporcionamos se va deteriorando poco a poco hasta llegar a morir. Con nuestra sed de felicidad pasa lo mismo, pero en este caso quien tiene la necesidad no es el cuerpo, sino el alma, y es ésta la que muere de sed si no experimenta la alegría de vivir.
Sin embargo, lo que sí es imprescindible es nuestra actitud y cómo nos planteamos y vivimos nuestra vida porque esto es lo que en última instancia nos lleva a vivir una vida feliz. El peor pecado que uno puede cometer 21 Una sugerencia: mira cada día tu vida como un regalo del que vas a poder disfrutar por un tiempo limitado y disponte, día a día, a disfrutar de él.