Indígenas enfrentaron misterios de la selva para rescatar a los cuatro menores de la avioneta
Con el transcurrir de los días se van conociendo detalles de cómo fue el hallazgo y rescate de los cuatro niños indígenas perdidos en la selva durante 40 días, luego del siniestro de la avioneta Cessna 206 de matrícula HK-2808, ocurrido el primero de mayo entre Caquetá y Guaviare.
Los hermanitos, Mucutuy, se recuperan en el Hospital Militar Central en Bogotá, donde reciben atención emocional, nutricional, psicológica y física.
Los familiares ya empezaron a tener algunas restricciones debido a que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) los tiene a cargo para restablecer sus derechos. En ese trámite administrativo, Bienestar Familiar realizará visitas domiciliares con el fin de establecer las condiciones de habitabilidad del padre, tíos y abuelos.
“La idea es verificar qué hogar reúne las condiciones dignas y que garantice seguridad a los menores” señaló una fuente del Bienestar.
Se conoció que Manuel Ranozqui, padre de dos de los cuatro infantes, defiende la custodia, pero él mismo hizo saber que ha sido declarado objetivo militar por parte del frente “Carolina Ramírez” de las disidencias residuales que comanda alias “Iván Mordisco” y ha pedido protección del Estado.
Del hallazgo de los niños en la selva
En los diferentes relatos que han dado algunos líderes indígenas que estuvieron en la selva, han contado que con el ejército se distribuyeron en varios grupos. El del Amazonas, fue el que encontró a los niños en un punto que denominaron la Y, cerca al caño la boruga, a eso de las 4:30 de la tarde, del pasado viernes 9 de junio.
Agotadas las fuerzas físicas para caminar, los menores estaban quietos, el de 11 meses, al interior de un toldillo y los otros tres se distraían con hojas y palitos, contó, Manuel Romario Capoko, miembro de la Guardia Indígena.
Las primeras palabras que cruzaron: “No tengan miedo, hemos venido por ustedes, su papá, sus abuelos los están buscando, somos familia” pronunció uno de los rescatistas.
De inmediato, Lesly, la niña de 13 años, accedió a saludar, se abrazaron, y uno de los hallados dijo, Mi mamá se murió, a lo que les respondieron: Pero sus familiares los están esperando, vamos de nuevo a casa. Otro de los niños solo atinó a decir: Tengo hambre.
Ya, los indígenas cantaron en lengua como en agradecimiento a Dios y a la naturaleza que permitieron encontrarlos con vida, y luego se desplazaron hasta donde estaba el ejército y reportaron al Puesto de Mando Unificado, instalado en San José de Guaviare, que envió el helicóptero y se cumplió todo un procedimiento hasta ser trasladados a Bogotá.
El Papá de los niños dijo que al parecer la madre estuvo con vida cuatro días después del siniestro aéreo. Antes de morir les dijo “Váyanse y ustedes va a mirar quién es su papá” relató, Manuel Ranozqui.
Entretanto, el Abuelo, Fidencio Valencia Mucutuy, dijo que no es cierto que Magdalena, su hija, y madre de los infantes haya permanecido con vida durante cuatro días.
Dificultades de la búsqueda
La búsqueda tardó 40 días debido a que, a raíz de la tragedia aérea, los niños quedaron desorientados y más con la muerte de la mamá, el piloto y otra persona.
No hallaban qué hacer y decidieron caminar asustados y sin saberse hacia qué rumbo, en medio de la selva llena de misterios, espíritus, animales ponzoñosos, fieras, zancudos, tarántulas, serpientes e inclemencias del tiempo.
Las condiciones climáticas son muy variables, predominando siempre precipitaciones que se prolongaban hasta 18 horas y muy constantes, de acuerdo con lo contado por quienes estuvieron allá entre la manigua.
El Brigadier General, Pedro Sánchez, comandante de las Fuerzas Especiales del Ejército, dijo que en principio entraron, 93 indígenas y 115 militares. Al final, quedaron, 16 indígenas y 104 uniformados. Algunos salieron enfermos de la selva.
Así mismo relataron los indígenas que en momentos, los perros llegaban desorientados y con el olfato tapado debido al fuerte ambiente de la Selva.
Entre las anécdotas relataron, además, que todas las noches hacían rituales y los médicos tradicionales tuvieron algunas confrontaciones con algunos espíritus que quisieron apoderarse de los menores.
“Es una selva virgen a donde ninguna persona había entrado, y de un momento a otro llegar todo un despliegue de tropas y helicópteros, pues la madre selva se despertó y estaba furiosa, hubo que manbiar, humar tabaco, injerir Yagé” Narró, Henry Guerrero, otro de los indígenas. Después de 26 días, el ejército con toda la tecnología ya se rindió y dejaron más bien que los chamanes indígenas hicieran lo propio.