Maduras cuando eliges la paz, en vez de lograr tener la razón. Ganar una discusión no vale más que tu tranquilidad.
Maduras cuando puedes estar a solas sin sentir soledad. Porque en el silencio aparece la voz de tu alma, si puedes escucharla sin miedo, haz crecido en serio.
Maduras cuando logras celebrar los éxitos de otros sin miedo, sin envidia.
Cuando aprendes que el éxito del otro, no es amenaza para el éxito propio.
Maduras cuando aprendes a dejar ir lo que no puedes controlar.
Quien se aferra a lo que ya no tiene, pierde lo que si tiene.
Maduras cuando el perdón se convierte en una opción. Quien no puede perdonar, sigue cargando el peso del dolor pasado.
Maduras cuando tus decisiones ya no dependen del miedo “al que dirán”. El que vive para los demás, no vive.
Maduras cuando comprendes que la vida no siempre será justa. La Paz llega cuando dejas de esperar que las cosas sean de otra manera y entonces eliges disfrutar
