Reflexión

Para cuando quieras irte

A veces no sólo basta decir adiós al peso de los recuerdos, a veces es necesario deshacerse de los miedos, de las promesas, de los te quiero, de los estaré siempre, de los no te voy a dejar ir y dejar la ilusión en una estrella del universo o en las alas de un ángel que aparece en nuestros sueños.

Cuando te vayas hazlo en serio, no sigas postergando la despedida porque sé que muy dentro de ti algo te dice que lo hagas, que es hora de conocer otros mundos, otras personas con mejores historias o tal vez con algo que decir que te haga reconocer que sí, que lo hiciste todo y la mejor intención de amor propio es mirar la luz entre tanta oscuridad e irte.

Deja de confundir amor con hacer favores o quedarte por la necesidad de sentir que te quieren cuando la verdad no es así.

Reconoce de una vez por todas que no siempre te van a elegir a ti, no siempre vas a ser el final feliz, no siempre serás la mejor compañía en luna llena, el beso de buenos días, el mejor domingo por la tarde tomando café sonriendo contigo. Olvídate de todas esas situaciones y evoluciona entre lo que quieres alcanzar y lo que es importante dejar atrás, sin mirar, sin recordar, sin reprochar.

Cuando te despidas de verdad, cuando te vayas porque despertaste de la falsa ilusión, la vida no rasguñará tus comisuras, no te molestará la luz del sol en tu cara, ni la brisa en los días de invierno.

Amarás cada parte y cada proceso, sonreír será uno de tus mejores pasatiempos y recordar solo formará parte de lo cotidiano, no habrá más monotonía mirando de lejos para atacar.

Serás otra vez tú, pero más fuerte, más capaz, más segura/o de lo que quieres. De la nada podrías estar conduciéndote al viaje de tus sueños, mirando por la ventanilla, sin miedo al presente, escuchando tu canción favorita, leyendo un buen libro, estando en paz. Créelo y hazlo. Dile adiós a todo lo que te hace daño.