Reflexión

Las verdaderas amistades

Un hombre sacrificó una vaca gorda, encendió la parrilla y le dijo a su hija: «Hija, llama a nuestros seres queridos y vecinos para que coman con nosotros.

Su hija salió a la calle y gritó: «ayúdenos a apagar un incendio en la casa de mi papá!» Por unos momentos salió un grupo de personas y el resto actuó como si no hubiera escuchado.

La gente que vino comió y bebió hasta hincharse. El padre se volvió hacia su aturdida hija y le dijo: «Las personas que vinieron no las conozco y nunca las había visto antes, entonces, ¿dónde están nuestros seres queridos, familiares y compañeros?».

La hija dijo: » Los que salieron de sus casas vinieron a ayudarnos a apagar un incendio en nuestra casa y no para la fiesta, ya que estos son los que merecen generosidad y hospitalidad».

Conclusión: Quien no se encuentre a tu lado en un momento de angustia, no lo llames amigo o hermano ni familiar. Porque esos son los que se ríen de ti en momentos de prisa, y no merecen tu amabilidad, generosidad ni atención.

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