Reflexión

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Pena

Querida Pena, sé que a veces nuestras apariciones en la vida pueden parecer contradictorias, pero quiero que sepas que somos dos lados de la misma moneda, dos colores en el lienzo de la existencia. No soy tu enemiga ni tú eres la mía. Más bien, somos compañeras en este viaje humano.

Cuando ilumino los corazones con mis risas y sonrisas, no es para minimizar tu importancia. En realidad, es mi deseo que valores cada lágrima, cada momento de reflexión que provocas. Tú eres la que profundiza nuestras experiencias, que nos conecta con nuestra vulnerabilidad y nos hace apreciar la belleza efímera de la vida.

Sin ti, querida Pena, mi luz carecería de contexto. Es tu presencia la que hace que mi brillo sea aún más resplandeciente. Juntas, creamos un equilibrio que permite a los seres humanos encontrar la auténtica felicidad. Porque cuando comprendemos tus lecciones, valoramos mis momentos aún más y viceversa.

Así que no quiero competir contigo ni tratar de eliminar tu influencia. Más bien, quiero agradecerte por tu presencia en este viaje compartido. Juntas, hacemos que la experiencia de la vida sea completa, rica y verdaderamente significativa.

Con gratitud y respeto,

Alegría.

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