Hay momentos en que es mejor adentrarse en el mundo interior y acobijarse en las tareas de uno, la reflexión, la lectura, la calma, el arte, las caminatas, para hacer un reparación en la autoestima, en el dolor y en lo que esperamos del mundo. Dolido, enojado y triste no puedes hacer grandes elecciones, no puedes disfrutar ni de lo bueno de los otros.
Si hay dolor tienes menos amor para dar, repararse requiere de energía. Por eso siempre decimos que es conveniente ya desde joven armar un mundo propio, porque la vida es una alternancia entre lo interno y lo externo.
En el mundo interior nos damos y nos reconstruimos, en el mundo de las cosas y los seres damos y vivimos.
